Después de comparar a un grupo de personas de 90 años con sus parejas, hermanos, hijos y parejas de sus hijos, un equipo de científicos ha descubierto que los descendientes de las personas excepcionalmente longevas eran un 40% menos propensas a desarrollar deterioro cognitivo entre los 65 y 79 años, pero en la generación longeva mayor, los participantes eran propensos a tener las funciones cognitivas tan deterioradas a los 90 años como sus hermanos o parejas.
El equipo recurrió a una muestra de 1.870 individuos: 1.510 miembros de familias longevas y 360 parejas que actuaban como control. Los autores utilizaron información de los voluntarios de 89 años o más al momento de ingresar al estudio. Evaluaron la memoria, la capacidad de recordar, el lenguaje y la capacidad de procesar información. Hallaron que un 6% de los hijos de los voluntarios tenían deterioro cognitivo entre los 65 y los 79 años, comparado con el 13% de sus parejas y el 11% de sus primos. En la generación longeva mayor, los participantes presentaba las funciones cognitivas tan deterioradas a los 90 años como sus hermanos o parejas. El estudio concluye que se está avanzando para comprender la genética y la biología del envejecimiento saludable.
Palabras claveDeterioro cognitivolongevidad CategoriasNeurodegeneraciónNeurogeriatría