Historia y Humanidades

La decisión de Trajano: un punto de vista neurológico

A. Herrero-San Martín, A. Villarejo-Galende [REV NEUROL 2020;70:264-268] PMID: 32182374 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7007.2019510 OPEN ACCESS
Volumen 70 | Número 07 | Nº de lecturas del artículo 17.067 | Nº de descargas del PDF 242 | Fecha de publicación del artículo 01/04/2020
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RESUMEN
El emperador de Roma Marco Ulpio Trajano gobernó el Imperio romano desde el año 98 hasta el 117 d.C., y fue el primer emperador de origen no itálico y el hombre que llevó al Imperio a su máxima extensión geográfica. La muerte de Trajano está rodeada de misterio, dada la polémica adopción de Adriano como su sucesor justo antes del momento de su fallecimiento, así como los rumores de envenenamiento por parte de su mujer, Plotina. Además, a pesar de las escasas fuentes literarias disponibles, se han documentado episodios de «parálisis», «apoplejía», «hidropesía», diarrea y episodios inespecíficos de «enfermedad» relacionados con el empeoramiento de su salud los meses antes de su muerte. Su especial afición al vino y los hábitos de vida relacionados con la personalidad del emperador pudieron estar asociados con su delicado estado de salud durante el último año de su gobierno, si bien no es posible descartar otros procesos patológicos con afectación neurológica asociados a los últimos años de vida del optimus princeps, los cuales pudieron interferir con sus últimas decisiones como gobernante. En este artículo se revisan las fuentes históricas disponibles con el objeto de analizar, desde el punto de vista neurológico, los últimos momentos del emperador con el que Roma alcanzó su máximo esplendor militar. Palabras claveAlcoholApoplejíaEmperadorIctusPlomoRomaTrajano CategoriasPatología vascular
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Introducción


Recientemente, la figura del emperador Marco Ulpio Trajano ha cobrado interés, tanto por la publicación de exitosas novelas históricas [1] como por cumplirse 1.900 años de su fallecimiento en oscuras circunstancias en Selinunte, cerca de la actual Gazipasa, en la costa de Turquía. A la hora de estudiar la figura de Trajano, llama la atención la ausencia de una biografía específica escrita en época romana, dado que tanto las Vidas de Suetonio [3] como las Historias de Tácito [3] terminan con su antecesor Domiciano, mientras que la Historia antigua [4] se inicia con su sucesor, Adriano. No obstante, hasta nuestros días han perdurado varias fuentes literarias, epigráficas, numismáticas y papirológicas que permiten acceder a la biografía de este emperador [5].

Ya desde su juventud, Trajano dio muestras de su personalidad. Siendo hombre trabajador y disciplinado, ascendió por méritos propios en el escalafón militar hasta obtener el mando de su primera legión a los 24 años, cuando su padre era gobernador de Siria. Prácticamente durante todo su gobierno se caracterizó por ser un hombre que creía en la buena administración antes que en impulsivas reformas, destacó por su conservadurismo tanto en el ámbito civil como en el militar y pasó a la Historia como uno de los mejores administradores de Roma. Por todo ello, llama la atención el hecho de que Trajano no dejara resuelto el asunto de su sucesión antes del momento de su fallecimiento, máxime cuando el nombramiento de Adriano está rodeado de polémica, de forma que Dion Casio llega a afirmar que ‘Adriano no fue adoptado por Trajano, no había recibido de él ninguna distinción especial ni había sido de los primeros en recibir consulado. Quienes nombraron a Adriano césar y emperador, al morir Trajano sin hijos, fueron Atiano, por ser su paisano y antiguo tutor, y Plotina, por una pasión amorosa, estando Adriano cerca y al frente de un gran ejér­cito’ [6].

En este trabajo se pretenden analizar, desde el punto de vista neurológico, los últimos años de gobierno de Trajano, con objeto de averiguar si existen datos objetivos suficientes, en las fuentes históricas disponibles, que indiquen que el emperador pudiera haber sufrido algún tipo de enfermedad con síntomas neurológicos que hubiera afectado a sus últimas decisiones como emperador.
 

Biografía


Trajano nació en Itálica, cuidad romana situada en lo que hoy en día es Santiponce (Sevilla), una importante ciudad romana que fue cuna de tres emperadores (Trajano, Adriano y Teodosio I el Grande). Fue hijo del senador afín a Vespasiano, Marco Ulpio Trajano, y de Marcia, de la que no se disponen fuentes literarias que aporten datos sobre su biografía, pero que podría proceder de una noble e influyente familia de la provincia de Bética, al sur de la península Ibérica. Desde su juventud destacó como soldado y administrador, de forma que fue adquiriendo los cargos de cuestor, pretor y legado, sucesivamente, de acuerdo con el escalafón militar de la época, y finalmente fue nombrado cónsul, junto con Acilio Glabrión, en al año 91 d.C, bajo el gobierno de Domiciano. Hombre muy popular en el ejército, admirado y apoyado por el senado de Roma, fue adoptado por Nerva, un viejo senador que sucedió a Domiciano tras el asesinato de éste, en el año 97 d.C., y ‘eso que Nerva tenía familiares. Sin embargo, aquel varón ilustre no estimó en más los lazos de parentesco que la salvación del estado, ni menospreció a Trajano por el hecho de que éste fuera ibero y no itálico o de la Magna Grecia… en efecto, juzgó que se había de tener en consideración no la patria, sino la virtud’ [7]. Casado con Pompeya Plotina antes de ser emperador, la pareja no tuvo descendencia, y es conocida la inclinación del emperador por los varones, tal y como se refleja en los textos de Dion Casio: ‘bien sé que fue aficionado a los muchachos, mas en sus amoríos no hizo daño a nadie’. Precisamente estos hechos hicieron que se extendieran los rumores sobre el ‘especial afecto’ que unía a la emperatriz de Roma con el futuro emperador Adriano [8], situación que le pudo favorecer a la hora de su nombramiento como sucesor de Trajano [6].

Según palabras de Eutropio, ‘administró los asuntos del Estado de tal forma que es justamente considerado por encima de todos los demás príncipes. Resume en su persona, de forma particularmente destacada, la doble característica del administrador y del soldado. Extendió a lo largo y ancho las fronteras del Imperio romano, que después de Augusto había sido defendido más que ampliado’. En efecto, bajo su mandato se produjo la conquista de la Dacia, la reconquista de Armenia, y la conquista de Seleucia, Ctesifonte y Babilonia, extendiendo las fronteras del Imperio hasta los límites territoriales de la India y el mar Rojo, alcanzando así la máxima extensión geográfica del Imperio romano en torno al año 117 d.C.

Durante los años de paz que se pudieron disfrutar bajo su gobierno, Trajano no descuidó su faceta de gobernador civil, y se realizaron numerosas obras públicas, entre las que destacan el foro de Trajano, la vía trajana, mercados, arcos del triunfo o la columna de Trajano (Figura). Destacó su faceta filantrópica, reflejada por ejemplo en la creación de la Institutio alimentaria en al año 114, dedicada al cuidado de los niños huérfanos y desfavorecidos a través de fondos privados procedentes de la dote del propio emperador, así como su carácter cercano, y fue ‘demasiado accesible a todos… siendo como él hubiera querido que fueran los emperadores con él si hubiera sido un simple ciudadano’ [8]. Por todo ello, fue deificado tanto en vida como después de muerto, nombrado optimus princeps (‘el mejor de los primeros ciudadanos’) por el Senado de Roma, y depositados sus restos guardados en una urna de oro, en el centro de la ciudad, bajo la columna trajana.

 

Figura. Detalle del bajorrelieve que recorre toda la columna, donde se ensalzan las victorias de Trajano en la Dacia. En ninguna representación de Trajano se observan rasgos físicos que indiquen la presencia de una enfermedad neurológica, siguiendo siempre los principios de idealización del emperador.






 

Es de extrañar, por lo tanto, que un gobernador tan capaz y previsor como Trajano no nombrara sucesor antes de encontrarse en su lecho de muerte, y que en este caso dicho nombramiento recayera sobre Adriano, hacia el cual habría mostrado poco afecto durante las sucesivas campañas militares y por el que no había mostrado ninguna consideración especial [6], a pesar de ser sobrino segundo por línea materna de Trajano. No ayuda a comprender este polémico nombramiento el hecho de que se ocultara el fallecimiento del emperador hasta difundirse la noticia de la adopción de Adriano, ni que las cartas que llegaron al Senado anunciando dicho nombramiento estuvieran firmadas por la emperatriz Plotina [9].

Apoplejía


En esta línea, se recoge en los textos clásicos que, poco antes de fallecer, el emperador Trajano sufrió al menos una ‘apoplejía, de modo que quedó paralizada una parte de su cuerpo, y todo él enfermó de hidropesía’ [10], y falleció a los pocos días en Selinunte, a los 63 años. Otras fuentes hablan del fallecimiento provocado por un ‘edema periférico agravado por la ateroesclerosis’ [11] o incluso de un ‘flujo ventral’ [12], siendo el edema la causa de su fallecimiento más aceptada por los historiadores. Desgraciadamente, no han llegado descripciones más exhaustivas sobre el tipo de apoplejía que sufrió, ni siquiera la parte del cuerpo que se vio afectada, por lo que no se puede asegurar si pudo verse afectado el lenguaje u otra función cognitiva que alterara la toma de decisiones de Trajano en sus últimos días de vida, a pesar de que algunos autores, como Barret en su Historia de los reinados de Nerva y Trajano, insinúen la posibilidad de que el lenguaje del emperador se podría haber visto afectado.

No obstante, es presumible que el cuadro fuera grave, dado que ‘todo él enfermó de hidropesía’. Si bien la hidropesía es un término usado genéricamente para referirse a un edema más o menos generalizado, en este caso podría referirse a un proceso de infección respiratoria grave en el contexto de un ictus agudo, lo cual se asocia con mayor edad, disartria, disfagia, afasia, mayor gravedad del ictus y deterioro cognitivo [13], todo lo cual podría hablar a favor de una mayor extensión y gravedad del cuadro y, por tanto, de una merma en la capacidad de toma de decisión del paciente.

Desde otro punto de vista, también podría haber sucedido que el cuadro de apoplejía estuviera en el contexto de un edema generalizado, tal y como propone Bennett, y que en este caso la etiología de la apoplejía o el ictus se relacionara con un bajo gasto o una hipoperfusión generalizada, bien por fallo cardiaco primario (por ejemplo, una miocardiopatía dilatada grave por consumo de alcohol), bien por una situación de hipovolemia secundaria a ascitis y hepatopatía avanzada de origen enólico.

No obstante, esto son meras especulaciones, da­do que no se recoge en ninguna fuente literaria ni de otro tipo ningún síntoma previo asociado a una enfermedad crónica de este tipo (presencia de edemas, descompensaciones, fiebre, ictericia, disnea, etc.), por lo que únicamente se puede interpretar de los textos disponibles que Trajano sufrió un cuadro cerebrovascular agudo, probablemente grave, del cual no se recuperó ni presentó mejoría, y que muy probablemente afectó a la capacidad de toma de decisión en ese momento. En este sentido se manifiestan también Moog et al en su revisión sobre los emperadores romanos que han sufrido apoplejía [14].

Siguiendo esta línea de razonamiento, la edad del emperador (63 años), el estilo de vida castrense y la dieta de la Roma imperial, que incluía un gran consumo de alcohol, pudieron ser factores de riesgo cardiovascular asociados al cuadro de apoplejía que sufrió el decimotercer emperador de Roma.
 

Consumo de alcohol


En algo que coinciden todas las fuentes sobre Trajano es en destacar su afición por el consumo de vino, que si bien no era un hábito extraño en la gastronomía romana [15], sí parece que en este caso pudo ser excesivo. Así se recoge en los textos de Dion Casio: ‘bien sé que fue aficionado a los muchachos y al vino; sin embargo, bebió hasta la saciedad sin emborracharse’; en la Historia augusta, en la que se documenta que Adriano inició el consumo de vino siguiendo la costumbre de Trajano, y que éste le recompensó con creces [16]; o en el Libro de los Césares, de Aurelio Víctor, en el que se llega a afirmar que ‘había moderado, por prudencia, su excesiva afición al vino, [...] habiendo prohibido que se tuvieran en cuenta las órdenes que había dado después de una comida que se hubiera prolongado mucho’ [17].

Se añade al consumo de alcohol el uso habitual que se hacía del plomo para endulzar el vino, ya que éste fue uno de los primeros edulcorantes de la historia, muy empleado en la Roma imperial. En este sentido, se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que alguno de los emperadores más polémicos de la historia de Roma, como Calígula o Nerón, podrían haberse visto afectados por la intoxicación crónica por este metal, la cual, conocida como saturnismo en honor al dios romano Saturno, puede causar síntomas renales, auditivos, gastrointestinales, musculoesqueléticos, hematológicos, sistémicos (alteraciones del sueño, disminución de la libido y astenia) y, especialmente, neuropsiquiátricos, como cefalea, alteración de la memoria, ansiedad, depresión, temblor y neuropatía [18].

Tanto el consumo crónico de alcohol como una posible intoxicación crónica por plomo pudieron afectar a las funciones cognitivas de Trajano durante los últimos momentos de su vida, e incluso relacionarse con alguno de los episodios de ‘parálisis’ recogidos en las fuentes, si bien no existen datos que reflejen un deterioro cognitivo o una situación intelectual alterada en ningún momento a lo largo de la vida del emperador, ni tampoco otros síntomas asociados a una supuesta intoxicación por plomo. Atendiendo a los textos de Dion Casio que hablan sobre los últimos momentos del emperador, tampoco en ellos se describe una situación mental alterada, temblor u otros síntomas neurológicos que pudieran apoyar esta hipótesis. Por lo tanto, si bien es cierto que el emperador Trajano pudo haber consumido alcohol en exceso y haber estado expuesto a los efectos del consumo crónico de plomo, lo cual hubiera afectado de forma puntual a la toma de alguna decisión, no existen datos objetivos suficientes en las fuentes disponibles que sustenten la hipótesis de una alteración cognitiva asociada al consumo de alcohol o al saturnismo que hubiera interferido en la capacidad del emperador durante sus últimos días de vida.
 

Envenenamiento


Finalmente, el tercer factor que se ha barajado co­mo posiblemente relacionado con el empeoramiento de la salud de Trajano durante los últimos meses de su mandato fue el envenenamiento. El propio emperador sospechó que había sido envenenado, según describe Dion: ‘en cuanto a Trajano, enfermó por haber ingerido un veneno, según sospechaba él mismo’ [19]. Los rumores de envenenamiento también se recogen en la apocalíptica judía [5], y apuntan en la dirección de Plotina, la mujer de Trajano.

No obstante, salvo algún episodio previo de ‘enfermedad’ inespecífica, recogido tras la conquista de Hatra, en Arabia, no se describe ningún otro síntoma anterior al episodio de apoplejía que pueda apuntar hacia algún tóxico o veneno en concreto, salvo lo ya referido en relación con el plomo, y que estaría relacionado con un consumo voluntario de vino (en aquella época, además, no se conocían los efectos nocivos sobre la salud del plomo).

Si bien es cierto que pudieron existir intereses personales por parte de la emperatriz Plotina en el nombramiento de Adriano como sucesor de Trajano, de forma que hasta se llegó a extender el rumor de que la emperatriz ocultó a un esclavo entre las sábanas de Trajano, una vez muerto, que le susurrara el nombre de Adriano como su sucesor, no está recogido ningún síntoma neurológico concreto que pueda asociarse con un supuesto envenenamiento hasta el momento de su muerte. Es en este momento donde pueden surgir dudas, ya que la causa del fallecimiento que se recoge en algunas fuentes es la diarrea y el edema generalizado, síntomas muy inespecíficos y que, aunque podrían estar en relación con un envenenamiento por cianuro, que llegó a ser el veneno favorito de algunos césares, como Nerón [20], no está apoyado por la descripción de otros síntomas que eran bien conocidos de la intoxicación por este producto, como las alteraciones cutáneas, neurológicas o cardiovasculares.

Por todo ello, no se puede concluir que el emperador Trajano fuera envenenado, a pesar de las sospechas del propio emperador, de las cuales tampoco se conoce su verdadero fundamento. Desgraciadamente, los restos del emperador se perdieron para siempre después de su incineración y posterior sepultura en la columna de Trajano tras las invasiones bárbaras ocurridas entre los siglos iii y vii d.C, por lo que nunca ha sido posible analizar los restos para intentar esclarecer esta hipótesis.
 

Conclusiones


Trajano es considerado uno de los mejores emperadores que haya tenido nunca el Imperio romano; se le denominó, en el momento de su fallecimiento, Imperator Caesar Divi Nervae filius Nerva Traianus Optimus Augustus Germanicus Dacicus Parthicus. Tal fue su fama como administrador y gobernante que, siglos después de su muerte, el Senado de Ro­ma aclamaba a los nuevos príncipes deseándoles ser ‘más afortunado que Augusto y mejor que Trajano’. Su buena imagen perduró durante la cristianización del Imperio romano, y es el único césar que aparece en la Divina comedia de Dante como ejemplo de justicia.

La única decisión polémica y fuera de lo habitual que tomó el emperador durante sus 19 años de mandato fue el nombramiento de Adriano como su sucesor, cuando se encontraba enfermo en su cama y momentos antes de su muerte. Este hecho, junto con los rumores sobre una posible conjura formada por su mujer Plotina y el propio Adriano, así como sobre un posible envenenamiento del emperador, han hecho pensar a muchos historiadores que la decisión de Trajano (bien sea la de no nombrar sucesor antes de su muerte o bien la de nombrar a Adriano) no se tomó libremente.

A tenor de lo reflejado en las fuentes literarias que han perdurado hasta nuestros días, no existen datos suficientes para pensar que Trajano fuera envenenado y sí para creer que falleció a causa de un ictus o de las complicaciones derivadas de éste, en cuyo caso podría haberse visto afectada su capacidad para nombrar sucesor en ese momento. En ese caso, sería únicamente la decisión de no nombrar un heredero con suficiente antelación la que no encajaría completamente en el modus operandi del césar, y algunos autores afirman que esta postura habría sido premeditada y tomada conscientemente por parte de Trajano, como una forma de compararse con Alejandro Magno, el cual tampoco nombró sucesor. En cualquier caso, la descripción que realiza Dion Casio de la apoplejía que sufrió el emperador es uno de los primeros casos neurológicos de la bibliografía, que apenas ha recibido atención en las revistas médicas, a pesar de haber afectado a uno de los más grandes líderes de la humanidad, que pudo además alterar el devenir de la historia.

 

Bibliografía
 


 1.  Posteguillo S. La legión perdida. Trilogía de Trajano, vol. III. Barcelona: Planeta; 2017.

 2.  Cayo Suetonio Tranquilo. Vida de los doce césares. Obra completa. Madrid: Gredos; 1992.

 3.  Cayo Cornelio Tácito. Historias. Madrid: Gredos; 2012.

 4.  García B. Escritores de la historia augusta. Biógrafos y panegiristas griegos. Madrid: Aguilar; 1969.

 5.  González J, Saquete J. Marco Ulpio Trajano, emperador de Roma. Sevilla: Editorial Universidad de Sevilla; 2018.

 6.  Dion Casio. Trajano, LXIX. Para Dion Casio, véase: Cary E. Dio’s Roman history, vol. VIII. London-Cambridge (Mass.); 1925.

 7.  Dion Casio. Trajano, IV.

 8.  Historia augusta. Div. Hadrian, IV. Para Historia augusta, véase García B. Escritores de la historia augusta. Biógrafos y panegiristas griegos. Madrid: Aguilar; 1969.

 9.  Dion Casio. Trajano, LXIX, I.1

 10.  Dion Casio. Trajano, XXXIII, 3.

 11.  Bennett J. Trajan, optimus princeps. A life and times. London: Routledge; 1997.

 12.  Paulo Orosio. Historias contra los paganos. Zaragoza: Universidad de Zaragoza/INO Reproducciones; 2008. 

 13.  Sellars C, Bowie L, Bagg J, Sweeney MP, Miller H, Tilston J, et al. Risk factors for chest infection in acute stroke: a prospective cohort study. Stroke 2007; 38: 2284-91. 

 14.  Moog FP, Karemberg A. Roman emperors suffering from apoplexy: the medical and historical significance of classical literary sources. J Med Biogr 2004; 12: 43-50.

 15.  Dalby A. Empire of pleasures. London: Routledge; 2000.

 16.  Historia augusta. Hadrian, III, 3.

 17.  Aurelio V. Libro de los césares. Madrid: Gredos; 2008.

 18.  Thomson RM, Parry GJ. Neuropathies associated with excessive exposure to lead. Muscle Nerve 2006; 3: 732-41

 19.  Dion Casio. Trajano, XXXIII, 2.

 20.  Holdsworth T, Tasker K, Thompson A, Thomson L, Wiles L, Willis J. Poisoning in ancient times. URL: https://www.portfolio.mvm.ed.ac.uk/studentwebs/session2/group12/ancient.htm. [21.03.2007].

 

Trajan’s decision: a neurological point of view

Summary. The emperor of Rome, Marco Ulpio Trajano, ruled the Roman Empire from 98 to 117 AD, being the first emperor of non-Italian origin and the man who took the Empire to its maximum geographical extent. Trajan’s death is surrounded by mystery, given Adriano’s controversial adoption as his successor just before his death, as well as rumors of poisoning by his wife, Plotina. In addition, despite the limited literary sources available, episodes of ‘paralysis’, ‘stroke’, ‘dropsy’, diarrhea and nonspecific episodes of ‘illness’ have been documented, related to the worsening of his health the months before his death. His special love of wine and life habits related to the personality of the emperor, could be associated with his delicate state of health during the last year of his government, although it is not possible to rule out other pathological processes with neurological involvement associated with the last years of life of the optimus princeps, which could interfere with his last decisions as ruler. In this article, the historical sources available are reviewed in order to analyze, from the neurological point of view, the last moments of the emperor with which Rome reached its maximum military splendor.

Key words. Alcohol. Apoplexy. Emperor. Lead. Rome. Stroke. Trajan.

 

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