Un estudio ha revelado que, tras una experiencia traumática, se altera un gen que está relacionado con la aparición de trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad. La hormona del estrés es capaz de devolver al gen sus funciones normales y reducir los trastornos asociados a una vivencia dramática.
Los investigadores han descubierto, en estudios con ratones y humanos, que la expresión del gen PPM1F (proteína fosfatasa 1f) es una de las principales alteraciones que se producen tras la exposición a estrés traumático. Este gen regula la actividad de la proteína CAMK2 (calcio calmodulina cinasa 2), fundamental para numerosos procesos, como la memoria, el funcionamiento del corazón y las defensas inmunitarias.
Como se sabía que administrar la hormona del estrés, un glucocorticoide, a las pocas horas de un estrés traumático puede prevenir la aparición de trastornos psicológicos, los científicos administraron la hormona a los ratones una hora después de un acontecimiento traumático. Los resultados mostraron que había una disminución de la aparición de los síntomas de ansiedad y depresión y, al estudiar los mecanismos por los que se producían estos efectos, se vio que la hormona prevenía los cambios de expresión en el gen.
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