Un estudio multicéntrico ha concluido que los pacientes con unas determinadas variantes en el gen PATJ están predispuestos a una peor recuperación después de un ictus isquémico. De hecho, siete de cada diez pacientes con estas variantes sufren secuelas graves y quedan en una situación de dependencia tres meses después del ictus, frente a menos de la mitad de los pacientes que no presenten estas variantes.
En la investigación, en la que estuvieron implicados más de 2.000 pacientes y 12 centros internacionales, se analizó el grado de discapacidad al cabo de tres meses de un ictus isquémico mediante el estudio de múltiples factores clínicos y datos genéticos. En concreto, se estudiaron más de cinco millones de variantes genéticas por individuo.
El gen PATJ muestra diversas variantes que influyen de forma significativa en la recuperación de los pacientes. Se trata de un gen implicado en las uniones celulares, con una presencia importante en el tejido nervioso y que ya se ha relacionado con trastornos del sueño y la obesidad. Según los autores, en un futuro, estas variantes podrían utilizarse como biomarcadores en el momento del ictus, y, según la presencia de los alelos de riesgo que tenga cada individuo, personalizar las estrategias de rehabilitación.
Palabras claveGen PATJIctusNeurorregeneración CategoriasPatología vascular