Un estudio ha concluido que apenas 15 minutos pueden marcar una diferencia importante en la asistencia a personas que han sufrido un ictus. La investigación incluyó una muestra de 6.756 pacientes estadounidenses y canadienses que sufrieron un ictus isquémico y fueron tratados con terapia anticoagulante. Un 51,2% eran mujeres, tenían una edad media de 69,5 ± 14,8 años y la puntuación mediana pretratamiento en la escala NIHSS era de 17 (rango intercuartílico: 12-22).
El tiempo medio entre la llegada al hospital y el inicio del tratamiento fue de 1 hora y 27 minutos, y el tiempo medio entre el inicio de los síntomas de ictus y el tratamiento fue de 3 horas y 50 minutos. Por cada 1.000 pacientes cuyo tratamiento comenzó 15 minutos antes tras su llegada al hospital, 15 menos fallecieron o volvieron a requerir asistencia después de ser dados de alta, 17 más pudieron salir caminando sin ayuda del hospital y 22 más podían cuidar de sí mismos tras abandonar el centro.
Los investigadores también encontraron que el inicio del tratamiento tiende a tardar más en los pacientes que llegan al hospital los fines de semana, los días festivos o los días laborables antes de las siete de la mañana y después de las seis de la tarde. Además, los retrasos en el tratamiento son más probables en los pacientes que viven solos o que no logran reconocer que están sufriendo un ictus.
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